sábado, 27 de abril de 2013

Desvelo

¿Será que el desvelo es la herramienta correcta para traer a mí tu recuerdo o mas aún, recrearte en situaciones y poner palabras en tu voz que quizas nunca hayas dicho o siquiera pensado? A falta de sueño, donde definitivamente el invitado soy yo pues mis sueños son la tierra donde habitas, me queda el desvelo, en el que tu presencia es aún mas real, aunado a mi estado frágil y sensible en el que casi puedo tocarte, en el que casi puedo percibir tu aroma y la textura de la tela ligera de tu vestido frente al que me arrodillaba a olfatear para llevarme algo de ti a casa en la noche iluminada, poblada de ansiedad.

¿Será que sólo me quedará eso? El desvelo, con su incomodidad, su ardor ocular, su dolor de cuello y espalda y la puntualidad de tu alucinación, que llega entre 4 y 5 de la mañana para recordarme que debo rendirme, desplomarme como un ebrio en el portal de su edificio incapaz de encontrar la llave correcta. Será que sólo me queda caer, abandonarme a ver como desapareces ante mis ojos que se cierran y sentir a veces que acercas tu mano a mi cabeza, vacía de pensamientos que se hunde en la oscuridad para apenas percibir que tus dedos acarician mi cabello antes de perder definitivamente el conocimiento.

Luego está un despertar vespertino, primitivo, aturdido y tembloroso motivado por el apetito; no, no hay apetito en mi boca seca, hay hambre, hambre y sed, sabiendo que quizá tuve un sueño en el que te besé, famélico y lloroso y entendiste que en el amor no hay gloria, hay necesidad, insatisfacción y sobre todo, desvelo.

1 comentario:

Claudia Cruz dijo...

Al leerte recordé un libro, se llama Demasiado Amor de Sara Sefchovich, si no lo has leído te lo recomiendo.

Y en el amor si hay magia pero también locura y desvelo.

Saludos.